Un día inolvidable

Hoy he asistido a la boda de dos buenos amigos, ha sido una experiencia inolvidable, aunque más inolvidable habrá sido para la pareja de recién casados, pero compartir ese tiempo con ellos y que ellos lo hayan querido compartir conmigo es tan y tan agradable.
La verdad es que es la primera boda a la que asisto porque realmente quiero asistir, no he asistido por compromiso, ni por ser familiar directo, he asistido porque me apetecía muchísimo asistir.
Y la verdad es que disfrute mucho de todo, primero de un almuerzo atípico con todo el mundo vestido con traje de ceremonia en una cafetería/panadería normal y corriente o quizás no sea tan atípico, no lo sé.
Después la ceremonia en una iglesia católica, la novia estaba guapísima, el traje era precioso, el peinado le quedaba genial, el ramo…, la verdad es que hace ilusión ver a una amiga así, ¿quizás porque a mi algún día me gustaría ocupar su lugar? Y no me seáis mal pensados, no, no quiero ir vestido de novia, lo que me hace mucha ilusión es casarme con alguien a quien quiera y que él me quiera a mi, tanto como se quieren ellos dos.
Y después de aguantar el tostón del cura, que duro poco, y de duchar a los novios con arroz y objetos varios, nos dirigimos al restaurante. Allí nos dieron un pica pica que estaba buenísimo, encima con barra libre, jeje, como si no me conocieran, después el banquete, que como no podía ser de otra manera tenia que tener alguna frikada, así que la música que nos acompañó todo el rato era de bandas sonoras, desde StarWars, pasando por el Señor de los anillos, El ultimo samurai, etc., etc., y como no un buen repertorio de una de mis cantantes favoritas, Enya.
Mas tarde, lo típico y tópico, las fotos en la mesa, el pastel,… bueno pues eso que lo dicho, lo tópico. Aunque después el baile estuvo genial porque en vez de hacerlo en el comedor nos trasladamos a sala de discoteca que tenía el propio restaurante. Allí continuamos bebiendo, y moviendo el esqueleto un buen rato.
Bien entrado el atardecer ya era hora de retirarnos y nos fuimos del restaurante, pero no, ahí no acabo la fiesta, fuimos a tomarnos la ultima copa a las Ramblas de Hospitales. La ultima y la de después y que si una chocos y que si ahora unas bravas, que entre pitos y flautas cogimos el metro a la una.
Y pensaba que ahí ponía punto y final, pero no, se me ocurre otra que bajarme en la plaza universidad, y con que me encuentro? Pues con la fiesta del día del orgullo gay, pero yo ya no podía con mi alma, llame a un par de amigos para ver si estaban por ahí, lo estaban y me escape con ellos ha hacer una copas. Ahora aquí, en casita, a punto de ir a dormir, muy eufórico y contento de haber vivido este día, de haberlo compartido con la gente a la que quiero, y de que ellos también sean felices. ¡Que bien me siento!